Raúl González, director seccional de la Fiscalía en Medellín, le dijo a EL TIEMPO que desde el momento en que ocurrieron los hechos, el jueves 7 de febrero, se abrió una investigación y se vinculó preliminarmente al escolta, pero aún no ha sido judicializado.“Mal haríamos en judicializarlo sin saber con plena certeza si fue una bala de su arma la que impactó al señor Legarda”, indicó el fiscal.Según las versiones de los hechos, incluida la de la víctima del robo, lo que se registró fue un caso de fleteo en cuyo intercambio de disparos murió uno de los atracadores, el otro resultó herido y una bala terminó por acabar con la vida de Legarda, que pasaba por allí y nada tenía que ver con lo sucedido.
Ahora, los investigadores deben establecer si en el caso hubo legítima defensa o uso excesivo de la fuerza.
Este diario publicó el expediente sobre el caso en el que el escolta, de 44 años, reconoció ante las autoridades que los delincuentes no alcanzaron a dispararle, por lo que se concluiría que la única arma accionada, una pistola 9 milímetros, fue la suya.
Los peritos de la Fiscalía y la Policía realizan las pruebas para determinar científicamente el calibre del arma utilizada y si coincide con la pistola del escolta, quien entregó su arma, dio sus datos de ubicación y ha mantenido plena colaboración con las autoridades.
“Se evalúa el grado de responsabilidad que pueda tener (el escolta) en la muerte del joven, y establecer todas las circunstancias y los hechos que permitan saber si se pudo haber evitado esa muerte”, agregó González.
